miércoles, 17 de marzo de 2010

Valencia: XX aniversario de lujo de Ponce. Tarde histórica de El Juli.

Por Pedro Abad-Schuster

La tarde fue del Juli, de principio a fin con 4 orejas, sobreponiéndose a las sosas embestidas de sus toros. El Juli demostró esta tarde estar en la línea mandona y poderosa del mejor Gallito, Marcial, Villalta, Luis Miguel o Aparicio padre y con inteligencia como la tuvieron ellos y Paco Camino o el antiguo y célebre Guerrita.

Enrique Ponce: Con su primer Zalduendo de 505 kgs, justo de trapío, manso y embistiendo de forma sosa para venirse a menos al final, no pudo decir gran cosa. En el tercero de 525 kgs, más hecho que su primero, manso, embestidor, iba a la muleta sin riñones, con nobleza y poca sal, pero venido a menos. Poco mando y mucha estética en una faena de medios pases. Una entera, un poco trasera y desprendida le conseguiría el trofeo de esta tarde. El quinto de 534 kgs, toro peligroso desde que salió, venciéndose por el derecho y derrotando por arriba. Enrique en una faena emotiva acompañó mucho las embestidas por el pitón izquierdo, le faltó someterlo, poderlo, e incluso intentarlo con más determinación por el peligroso derecho. Se lo pasó cien veces por la zurda y conmovió a la gente que lo ovacionó. Pero al no estar dominado por el derecho, Ponce pasó un calvario a la hora de la muerte: un metisaca bajísimo y casi media, tendida y caída antes de un aviso y cinco descabellos.

Julián López El Juli: Con el segundo de la tarde de 501 kgs, delantero, manso, embestidor pero a menos. Lo recibió bien el Juli, por verónicas ganando terreno a los medios, y quitó por tafalleras buenas. Con la muleta le hizo una faena justa, medida, comenzada por alto para ir bajando la mano en lo sucesivo, aguantando las arrancadas -con algún genio- iniciales. Y como tendía a acortar la longitud del recorrido en los lances finales de las series, Julián se los alargó a base de poder y de mano baja, y cuando le costaba seguir el trapo le daba más salida, sin metérselo tanto hacia la espalda. O resolviendo el que el toro se le quedara corto en un derechazo para largarle un buen pase de pecho y salir airoso de la situación, sin rectificar terrenos. La cuarta tanda fue estupenda, en redondo, con la derecha, y la quinta, con la zurda de una largueza exquisita, a pesar de que el toro acusaba la pelea, lo mismo que la siguiente. Se tiró a matar como un cañón cobrando una estocada arriba, entera, que lo hizo rodar. Dos orejas. El cuarto, de 546 kgs, feo de hechuras, de poco cuajo y remate y cuesta abajo; un toro impropio de este coso. De condición embestidora, mansa y sin clase. El Juli, inteligente, supo encelarlo en la franela, incluso perderle un paso entre lances cuando hizo falta –con firmeza de planta. El toro sosote embestía a media altura. La faena fue de menos a más, vinieron los mejores momentos del trasteo por la derecha, con muletazos largos, profundos, poderosos y estéticos, aunque al hilo. Citó a recibir, pinchando y luego una estocada hasta la bola, arriba. Merecía las orejas. Sólo saludó.

El sexto del Juli, de 503 kgs, pequeño y cortito pero con algún cuajo, manso y embistiendo con alguna complicación al final. Quite por lopecinas de Julián. Comenzó el tercio final con estatuarios a pies juntos. Trasteo intenso por la derecha, volviendo a dar una clase magistral de cite y embarque, dejando la muleta rastrera para recoger al toro cuando gustaba con un toque profundo y de un dominio colosal. Nueva serie al natural con unos toques perfectos, mandando una barbaridad, con la muleta barriendo el albero valenciano. Y tras unos remates, la estocada, la de verdad, el estoque en el hoyo de las agujas. Un final apropiado, para una sensacional clase de tauromaquia: dos orejas de verdadera ley. Una tarde de gloria; una tarde preparada para otro, pero una tarde histórica de Julián López El Juli.

(Fuente Cope).