martes, 23 de marzo de 2010

Video 12va. de Fallas. Juli por naturales y Castella subieron el nivel.

Por Pedro Abad-Schuster

Casi lleno en el cierre de Fallas de Valencia 2010, homenaje a Enrique Ponce, marcando una época en el toreo. Toros de varias ganaderías, de escaso trapío en general. Julián López El Juli (3° de Garcigrande) y Sebastián Castella (5° de Victoriano del Rio) han salido por la Puerta Grande de Valencia. Las primeras orejas, del maestro valenciano Enrique Ponce (1° de San Mateo) y Morante de la Puebla (2° de Núñez del Cuvillo) han sido de muy liviano peso específico porque ha faltado toro. Fandi y José María Manzanares ovacionados. Silencio para Cayetano.

El primero de la tarde de San Mateo para Ponce, fue soso, flojo y descastado; Enrique Ponce, oreja (aviso). El primer toro de Juan Pedro Domecq fue reemplazado por invalidez. Salió en su lugar un bicho de San Mateo –uno de los hierros de la familia del Capea-, de 524 kgs. anovillado e inválido como el anterior, de condición mansa, sosa y descastada. La faena de Ponce, siempre a media altura, metiéndolo a medio pase, fue una más de las suyas: elegante, artística, sacando un partido que parecía imposible de animal tan poco digno y de tan escasas energías. Estocada entera, caída, con recompensa de una oreja.

El segundo para Morante, torito de Núñez del Cuvillo que tenía poco trapío, menos culata, estrecha la cuerna y poco cuajo; de carácter fue manso en varas, incómodo por momentos, y de nula casta. Alguna verónica preciosa en el recibo, y con la muleta una faena algo desigual, más trabajadora que nunca, donde brillaron algunos derechazos, con esa clase y naturalidad que Dios le ha dado, y algún remate preciosista. El toro cabeceaba, se metía por dentro a veces, tenía poco viaje las más de las ocasiones, y sólo pudo tirar bien del mismo en las postrimerías del trasteo, con mando y la necesidad obligada de valor. Algo más de media estocada, desprendida, de efecto rápido, para una oreja.

La corrida tomó otra dimensión con el tercero del Juli, de Garcigrande, 502 kgs de admisible presencia, manso y peligroso por el derecho desde que salió pero de embestida y fondo por el contrario. Julián lo paró bien, con algunas verónicas a los medios. Con la muleta, El Juli, que lo había visto como cualquier buen aficionado, empezó a torear –y siguió haciéndolo- al natural, metiéndolo en el engaño al principio, colocado al hilo –como casi todo el trasteo-, citando y embarcando con dominio, por bajo. Primero lo fue llevando en paralelo, pero al final de la tercera tanda se decidió a exigir más al toro, en redondo, hacia la espalda, y ahí respondió mejor el astado, saliendo los pases largos, mandados. Las dos siguientes tandas se caracterizaron por lo mismo, comienzos menos exigentes y mayores profundidades finales, y en la siguiente serie, tras un magnífico cambio de mano, rompió por completo la cintura, bajó definitivamente la mano, lo citó arrastrando el trapo, lo embarcó y, con clase, le fue sacando pases largos, templados, plenos de dominio y poder. A partir de ese instante hizo con el toro lo que quiso, para terminar, con un guiño a los inteligentes, con la muleta en la mano derecha –el pitón peligroso del toro-: lo citó desde la espalda para darle algunos circulares completos... entrando el toro por el pitón zurdo. Tras unos estatuarios, se tiró a matar con fe, dejando una buena estocada arriba, pero sin pasar porque el toro le tapó la salida y le dio un varetazo en el pecho; necesitó de dos descabellos para que el toro doblara, lo que no fue óbice para que le concedieran, por mayoría absoluta, las dos orejas.

El cuarto de Manolo González de 519 kgs, manso, inválido y complicado; escaso de sustancia en el derecho. El Fandi anduvo variado con la capa y puso hasta cuatro pares desiguales, los más pasados; uno al cuarteo, sobre un pitón, el mejor. En la muleta, tras ceñirse por el pitón derecho, lo cogió el granadino por el izquierdo, sin mejores resultados, por ahí se quedó con problemas a medio pase. Un pinchazo y una entera por arriba ambas fueron suficientes para que lo arrastrasen las mulillas.

Al francés Sebastián Castella le tocó en suerte el quinto de Victoriano del Río de 501 kgs. de inmejorable reata, colorado ojo de perdiz, delantero; de comportamiento manso, encastado, noble. A pesar de no destacar en varas, llegó con gran clase a la muleta, metía la cabeza con nobleza, casta y boyantía. Castella lo recibió a la verónica –alguna buena- y quitó por chicuelinas ajustadas. Se dio cuenta de lo que tenía entre manos, y tras brindar al respetable, ejecutó una faena, comenzada por dos cambiados por la espalda, que llegó con facilidad a la gente. Sin estrecharse demasiado en los inicios, desde fuera, lo llevó una y otra vez, saliendo el toro distraído, cuando le daba demasiada salida, y repitiendo con codicia, cuando se lo metía a la espalda. Es verdad que lo llevó, que mandó en diversos pasajes del trasteo, pero el toro necesitaba una faena más compacta, más maciza. Faltó quizás una mayor profundidad y mayor toreo en redondo para darle otra dimensión a lo contemplado. Faena sin terminar de saborear las excelencias embestidoras del animal. Al final, hubo toreo en las cercanías, circulares –donde el toro pasa periféricamente-, algunos cambiados aguantando una barbaridad, un cambio de mano de muchísimo valor y el arrimón correspondiente. Una estocada entera, pero caída, y petición para el doble trofeo concedido.

Manzanares enfrentó al sexto de la tarde de Garcigrande de 528 kgs., manso, descastado, feo de hechuras, con poco remate. Manzanares no lo pudo lancear con la capa porque al segundo capotazo se paró por completo, desentendiéndose del engaño. Embistió con fuerza a los caballos para salir luego completamente suelto en las seis entradas que realizó, sin demasiado castigo. En la muleta saldría distraído, sin viaje, mirón y acabando por pararse al entrar. Bastante hizo el alicantino tocándole con mimo y muchísimo temple en los comienzos de la faena, por ver si lo metía en el trapo. Perfilado desde lejos, señora estocada –de las suyas-, entera y arriba que lo hizo doblar. Ovacionado el torero alicantino.

Cayetano lidió un toro de Carmen Lorenzo, 7º y último de Fallas, la primera Feria que se da en plaza de primera de la Temporada 2010. El toro de 533 kgs, feo de hechuras, de comportamiento manso, soso, descastado. Cayetano Rivera Ordóñez anduvo despegado y desde fuera, viendo pasar a su oponente a media altura, sin bajarle la mano jamás, ni mandar en las arrancadas tristes, cortas y patéticas del toro. Tres pinchazos sin pasar precederían a una entera desprendida. Silencio. (Fuente: Cope).

Video http://www.plus.es/videos/Toros/Juli-firma-actuacion-Feria-Fallas-sale-hombros-junto-Castella/20100321pluutmtor_1/Ves/

Fotos: http://www.burladero.com/festejos/010103/valencia/21/marzo/2010