lunes, 21 de julio de 2014

Honor al bravo

Sígueme en Twitter @magalyzapata

No fui y me perdí el espectáculo.  Sí, el espectáculo que es ver la bravura de un toro de lidia.  O de 4.  Porque fueron 4 los bravos y encastados  (novillos para ser justos) que saltaron a la arena del Yawar Toro el día que Alemania se llevó la copa del mundial de fútbol, espectáculo menor (comparada con la entrega de un bravo) que por esnob seguí.   Pero por seguir, también seguí el consejo de visionar el videíto que colgó Afición Perú y no puedo menos que dejar constancia de…   

El toreo son sensasiones y el toro producto de una alquimia que combina muchos elementos terrenales y divinos para lograr un animal que se entregue en franco ataque (acometividad a las telas) con ciertas características fijadas a través de la selección ganadera en trabajo que puede durar muchos años hasta conseguir el toro ideal.   
 
Embestir con galope, de largo, metiendo la cabeza desde el arranque, en el trayecto y  hasta el final (humillar), rebosarse en la embestida para ir más allá y volver, mirando nada más que tela (fijeza) y  sin  malas ideas (nobleza) que no significa un tontorrón que no sabe lo que hay delante o se deja detrás.  Eso es un toro bravo.   

Y esas características tuvieron, con sus matices, los 4 de Camponuevo.  Me encantó el primero, humillado siempre, galopando, entregado con fijeza y nobleza, con recorrido, ofreciendo esa toreabilidad con transmisión en los tres tercios de la lidida. 

Todos sin mirar tablas. Todos, sin rajarse.  Todos, sin doblar las manos. Todos peleando en el caballo.  Todos empujando con acometividad por abajo. Todos, aguantaron larguísimas faenas en los medios. Todos llegaron al final con el hocico cerrado como si tuvieran dos faenas más adentro.  Todos, por encima de los muleteros en suerte, con todo respeto dicho. 

La bravura es un espectáculo pero no es fácil entenderse con ella.  Exije. Pida la moneda y el carnet. Toma exámen y normalmente, reprueba.  Lástima.  Enhorabuena al ganadero.  Toma tiempo y esfuerzo llegar al nivel, imagino que más difícil mantenerlo.  Estos espectáculos alimentan el espíritu  y nos devuelven la fe en la cabaña brava nacional.