domingo, 7 de agosto de 2016

Alfonso de Lima a hombros en la primera de Coracora

@magalyzapata desde Coracora, Parinacochas, Ayacucho
 El matador Alfonso de Lima salió a hombros en la primera tarde de toros de la Feria Virgen de las Nieves en Coracora, Ayacucho. Paseó oreja de cada uno de su lote en tarde de 8 toros y cuatro matadores que, como es costumbre aquí, se realiza con ganado regional, de la provincia Parinacochas, en los hierros de Hnos. Navarrete, Hnos, Rodríguez y Ramos, el único que lidió tuvo petición de indulto, del público y del ganadero, pero desatendido por un palco que antes había negado la segunda oreja, merecida y pedida, al peruano Simpson en el 7o de la tarde.

Alfonso de Lima en su primero desplegó y se empleó bien el toro de Hnos. Rodríguez por los dos pitones, fue justamente picado y peleó mucho y bien en varas, llegando a su muleta con son y suavidad que dejó estar cómodo al torero que, para mí, realizó una faena 3 en 1.

Porque tuvieron diferene intensida y calado las tres partes en que se dividió y que por tener el público manos y boca ocupadas, no acompañó sonoramente pero que al final supo valorar y reconocer.  La primeras tandas fueron en lo clásico, por los dos pitones con temple y son; le siguió otra para conectar con el público en la que desplegó un repertorio inusual, que cerró con aquel salto de la rana cordobesista que metió definitvamente al público en faena  y cerró con un  toreo en los medios, abandonándose y desmayando la mano que no torea, en muletazos templados y con gusto que abrochó con un espadazo por arriba.  El público pidió dos con fuerza y el palco dio una.

Pero el de lío gordo le llegó al limeño con el 7o.  Un toro de Ramos, pequeño pero con bonitas y armónicas hechuras, que embistió con alegría desde el capote al final.  Alfonso lo lanceó con gustosas verónicas que abrochó a la cadera, imagen de cartel.  Quitó por delantales tras la justa vara y llegó a la muleta con son, rítmo y compás que el peruano supo aprovechar, iniciando por derechazos de rodillas, uno  de ellos fue enorme, por su hondura y por cómo citó, en largo y dando la muleta de frente, por cómo embarco, llevándolo muy toreado y templado, y por cómo lo vació, atrás con el giro necesario de muñeca para ligar y seguir toreando a gusto de rodillas.  Ya puesto de pie no decayó el rítmo y el toreo surgió tanto y tan bien que que rompió la barrea del silencio que aveces se da aquí entre actuante y público, acaso por el ruedo que es muy grande y porque detrás están dos muros casi infranqueables, el del callejón y barreras, que alejan demasiado a los interactuactantes.

Y es que cuando surge el toreo, trasciende, y surgió con un buen toro y torero que estuvo a su altura.  Alfonso no había cambiado el estoque y los pañuelos afloraban ya en los tendidos por un indulto, que se movían al son de la música local, el torero absorto en su obra seguía toreando y la gente disfrutaba y los pañuelos aumentaban.  Cambio por el acero de matar y al perfilarse la multitud, se calcula en unas 10 mil persona con los cerros incluidos, se negaban, no querían, y el palco que sí, sonó un aviso, el torero a torear, el publico a disfrutar y ni un aviso más se oyó en este largo tiempo hasta que finalmente mató por arriba.  En su creída generosidad el palco premió al toro con vuelta al ruedo, con en verdad se había ganado la vida; y al torero con una oreja, que motivó sonora y tremenda broca contra el juez, gritos de otro juez, otro juez, eran el coro de la clamorosa vuelta al ruedo del peruano.

Otro matador que fue robado fue el madrileño Luis Miguel Encabo.  Hizo faena de pundonor ante un Rodríguez bonito pero que terminó en tablas tras varas y se defendía, pegando tornillazos sin querer dejar su terreno.  Ahí plantó cara el torero y se fajó.  Mató bien y le pidieron trofeo que el palco negó pero no pudo acallar el clamor en la vuelta al ruedo para premiar al torero. Con el abre plaza, de Navarrete, que fue mejor por el derecho, nos hizo disfrutar de su toreo a la verónica, lamentablemente tras varas duró poco y no estuvo fino con el acero.

El español Andrés Palacios no tuvo suerte, su primero tras la pica se quedó sin recorrido y al matar pegaba el cabezaso y lo hizo fallar. Con el otro no mejoró la cosa, un blanco sucio de Navarrete, sin hechuras, resultó manso, nada pudo hacer.

Tampoco tuvo suerte Miguel Tendero, sorteó disminuidos y condicionaron sus ganas, su temple.  El 5o de Rodríguez fue flojito de remos y hubo de sujetarlo a media altura, trasteó templado y aseado pero no terminó de enganchar al público.  Con su capote hizo quite por chicuelinas y tafalleras que tampoco fueron jaleada, no lo entiendo.  Con el de cierra plaza, tuvo las mismas ganas y calidad pero el toro estuvo mal de los cuartos traseros y también condicionó la faena pues recortaba su embestida y sus brios.

Terminamos esta larga tarde de 8 toros con luz artificial, con frío y la alegría de haber venido a esta tierra y disfrutar de una tarde de toros muy auténtica, muestra de la gran afición a los toros del pueblo coracoreño que por mejorar la parte taurina, antes podían saltar hasta 140 morlacos en una feria, no abandona su autenticidad, ejemplo el arrastre del toro con los pukachucos (monosabios) con bueyes o yunta jaladora,  y la forma como los donantes del toro entran y celebran y se lo llevan para disfrutarlo por la noche.  Esas y muchas más formas de vivir y disfrutar su tradición en honor a la Virgen de la Nieves que la hacen única.

FICHA.  Plaza de toros Virgen de las Nieves, Coracora 6 de agosto 2016.  Se lidiaron astados de Navarrete 1o y 6o, de Ramos el 7o, que tuvo petición de indulto y  los otros de Hnos. Rodríguez, destacó el 3o, bueno y noble.  Luis Miguel Encabo, silencio y vuelta.  Andrés Palacios, silencio y silencio.  Alfonso de Lima, oreja y oreja.  Miguel Tendero, saludos y silencio.  Inicidencias. Por la mañana se inauguró la enfermería y la capilla del coso, con la presencia del Alcalde Justo Rodríguez, el gobernador regional Julio Sevilla así como el Dr. César Baltazar que nombró como encargado del capítulo de cirujia taurina al Dr. Angel Prado.